Las Malvinas |
Quien te nombra con flores brotadas de su boca
no ha olvidado tus costas: ¡musgo alejado y vivo!,
¡corazón de guijarro asentado en el mar!,
¡sed requerida y propia para los apartados!
¿Qué comodoro enano vino con la quimera
—impuesta en su juanete—, a desgajarte en trozos
y dotar su corona: que a distancia apetece
dolores y comarcas para su hocico absurdo?
Quien te nombra con flores quiere ceder su cuna
y resguardar tu cuerpo para esa primavera
en la que el pundonor camina por las pampas.
¡Qué recorran los cantos toda geografía
que desprendes templada!, y que anillos del tiempo
te devuelvan maciza, ganando el barlovento!
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