José Asunción Silva |
«Abandonarse
al dolor sin resistir,
suicidarse
para sustraerse de él,
es abandonar
el campo de batalla sin haber luchado».
Napoleón I
J.A.S.
¡Oh, mortal corazón!, ¡órgano herido!,
¡masa del trance!, ¡oculto Jeremías!,
cuco al que le oprobiaron el gruñido
de su inflexión por laicas melodías.
1Elvira,
sin querer, quebró tu fuego;
o salpicó la inopia en la solapa,
―derruyendo la torre que alza el ego―;
o la empresa jamás venció la etapa.
Bogotá distendía blanca rosa,
como el óbice que a la duda aparta
e invita al tiempo en ahondar la fosa.
Aquel domingo, un golpe de metales,
te violó el pecho, justo en la pancarta.
¡El quebranto, ¡por fin!, saldó tus
males!
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