Obrero del silicio, precursor del camino,
artesano del leño con manos de avanzada
galán del perejil del huerto adelantado,
patriarca y propietario de los invernaderos.
Asumo cada verso guardado en esta cesta
y oportuno al mercado para clientelas ávidas;
justifico esta escoba para el piso mugriento
y barrer la penumbra cagada por la noche.
Para ti, de mi pecho, minerales inéditos
que me fueron cedidos para que se supieran
como el meteorito quemando la galaxia.
Digiérelos cual pan puesto para la cena,
o sin dilema, arrójalos al pote de basura…
Sólo pongo mi cuota para colmar el vaso.
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