Holgada eres y estable como hojuela de avena.
Todo el tiempo transcurres ciñendo las mazorcas.
El ayer a tu lado, se ha vuelto un presente
que no prescribe o cesa.
Cuando te busco en mi mente hallo el huerto florido
que recorro con sombra y aromas confortantes;
y te sueltas cual fruta para darse en la cesta:
Lujuriosa y gentil, directa y bondadosa.
¡Absuelve la montaña silenciada en tus labios!,
¡procura que los granos complementen la espiga
para que así llevemos las bandejas vacantes!
Amor, en esta noche nombremos cada fruta
y así nos alejemos de las sombras que alteren
los rincones que icemos.
Comentarios
Publicar un comentario