Rubén Darío |
El fauno de los bosques bailando sobre el heno,
sobre los minerales, sobre las hortalizas;
nada dentro del trópico estuvo sin su atmósfera
que ha pedido a la luna sus cosechas y triunfos.
Disciplinó sus manos para establecer bronce,
cornucopia y lechosas; y una insólita pampa
extendió su dominio con loco itinerario
para regenerar las semanas y briznas.
Éste herrero dispuso de metales recónditos
forjando la corneta que sonara en los antros
con la misma constancia del barro en la quebrada.
Confeccionó su mundo, confeccionó su ropa,
para que concordara con su pecho en el tramo…
¡Cambió las cerraduras, y el portón fue preciso!
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