Por el Arauca gira hacia la lucha
como soltando nudos de un guaral descuidado,
sacude al río-obstáculo con maña
triturando el pedrusco del estero.
Páez carga la pólvora, el alcance en su pica,
para situar el rumbo con nervio de erupción;
quiere arrancar la ortiga de su granja
que desde siempre estuvo tupiendo la parcela.
Todo centauro surge del estruendo, del fuego,
para lograr la plaza abundante de cosmos
y colmar las semanas de primavera y triunfo.
Sorprende y se apodera del suelo abarrotado,
mas el rival dormido desnuda de su espada,
y Queseras del Medio se hace cifra en Apure.
Comentarios
Publicar un comentario