Soneto sáfico
HEMBRA mundana su giro sugiere
la hora que entibia al nervio dormido.
Libra su pétalo, que es musa en quebranto.
¡Don sicalíptico!
Dócil un rizo transita en su cuello.
Lírica y ciega, la Gracia conduce
genio a su seno, y el vínculo erótico;
liga su acento.
¡Hombre es a la Hembra!
Cede su cuerpo optando el destino
de álgido peso.
Duerme en los brazos
pardos de afectos; cariño viciado;
sexo de mesa.
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