Soneto alejandrino dactílico (óoo óoo óoo óoo óo)
DIME princesa la pena que agota tus horas;
Ella, impresora en tu frente del signo perverso.
Habla princesa, no calles, ¿por qué tú me lloras?
¿Cuál es la causa del júbilo roto y disperso?
Cruza ese umbral de dolor... ¡Amor mío, demoras!
Liba mi aliento de amparo, y retén tu universo
íntimo. El tono de las gentilezas que añoras
brotan de mí, eres el soplo al idílico verso.
Súbete al solio, dispón de clemente diadema,
quiebra de súbito el llanto talante de gracia;
sigue estas pautas y olvida por todo el dilema.
Cierto, la plúmbea pena enmascara la audacia;
pero si ondulas la fe con preciso embeleso,
salva serás. ¡La promesa revela su beso!
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