Soneto dantesco
Que me lleva al hartazgo, que me lleva;
¡hasta cuando soporto misma cosa!,
no hay más intolerancia que me atreva
que asesinar a la asquerosa rosa.
Burlar sus pétalos, callar su tufo;
así tramar el crimen imperioso.
Quizá ahogarla en su remilgo bufo
o mutilar su aspecto aparatoso.
Hasta cuando escuchar tanta facundia
privándome el descanso, mi respiro,
y por días me anula en la iracundia.
Por intrigar su ruina no transpiro,
mas alegre me siento si conmino
a consumar su lógico destino.
Comentarios
Publicar un comentario