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Estela en las alturas de Ginebra

José Antonio Ramos Sucre


«Siempre es consolador
pensar en el suicidio:
de este modo
se puede sobrellevar más
de una mala noche».

Friedrich Nietzsche




¿Por qué la sal, ¡la dura sal!, desnuda
su brazo apocalíptico en los seres,
cuando la noche pacta testaruda
e inmoral, con distintos luciferes?

Esos párpados, ¿qué han perdido, Antonio?
¿El barbitúrico ampliará la mano
hacia el buró, dejando el testimonio
de tu sombrío pulso de escribano?

Lejos queda, en penumbras, el hogar.
Hará Ginebra de espaciales cimas,
el hoyo a la lumbrera tutelar.

Hipnos duda, dejándole el empeño
a Tánatos, que toca con estimas
y con plumas, quien ha perdido el sueño.

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