Paréntesis de carne a tu cintura,
cuando los búhos vuelan con las garras
desenvainadas, cuales cimitarras;
nada se perderá por las alturas.
Sin nuevo acento la desgarradura
no se tañerá sola en las guitarras;
por tiempo no será la dentadura
accediendo a ternezas muy bizarras.
Mujer, se como el árbol de pureza
que recibe miradas de danzantes
terribles, que no miran por simpleza.
Con el libro de tu llano semblante
los afanes harán el espacio;
iré, mujer, a ritmo del topacio.
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